El Gobierno japonés ha presentado su borrador de presupuesto para 2026, que contempla un gasto histórico de 122,3 billones de yenes (aproximadamente 660.000 millones de euros), destinado a financiar un aumento significativo en defensa y gasto social, en un contexto de crecientes tensiones con China.
Este presupuesto incluye la emisión de bonos de deuda por un total de 29,58 billones de yenes (cerca de 160.000 millones de euros), según reporta la agencia de noticias Kyodo. Para que este borrador sea aprobado en la Dieta, el Parlamento japonés, se requerirá el apoyo de algunos partidos de la oposición durante la sesión ordinaria que comenzará en enero. La primera ministra, Sanae Takaichi, ha incorporado demandas de partidos clave para facilitar su tramitación.
Dentro de las partidas asignadas, se destinarán más de nueve billones de yenes (alrededor de 49.000 millones de euros) a la defensa, una cifra récord que sigue al compromiso de Takaichi con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de fortalecer las capacidades militares de Japón. Según el medio económico Nikkei, gran parte de este presupuesto se utilizará para la adquisición de drones y misiles de largo alcance.
Además, el borrador prevé más de 39 billones de yenes (aproximadamente 212.000 millones de euros) para el gasto social, un incremento que responde a los desafíos que enfrenta Japón debido al envejecimiento de su población. El Gobierno también anticipa que los ingresos fiscales alcanzarán casi 84 billones de yenes (cerca de 455.000 millones de euros), un nuevo récord, impulsados por la mejora en los resultados empresariales.
El portavoz gubernamental, Minoru Kihara, declaró en una rueda de prensa que “el presupuesto del año fiscal 2026 refuerza las políticas importantes teniendo en cuenta las reglas financieras, al tiempo que persigue una economía fuerte”. Takaichi, quien ha abogado por un aumento del gasto público para revitalizar la economía estancada de Japón, ya había conseguido la aprobación de un presupuesto suplementario de 18,3 billones de yenes (más de 100.000 millones de euros) para el año fiscal 2025, la cifra más alta desde la pandemia de COVID-19. Este presupuesto suplementario es fundamental para financiar un plan de estímulos destinado a mitigar los efectos de la inflación persistente, aunque ha generado inquietud entre los inversores debido a la creciente dependencia de Japón de la emisión de deuda, lo que ha llevado a un aumento en el rendimiento de los bonos a niveles no vistos desde la década de 1990.
Por otro lado, las relaciones entre Japón y China se han deteriorado, especialmente tras las declaraciones de Takaichi sobre la posibilidad de una intervención japonesa en caso de un conflicto en el Estrecho de Taiwán. En respuesta, China ha criticado a Japón por lo que considera un aceleramiento en su rearme. La portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, afirmó que Japón está “rompiendo límites” en su política de defensa y ha relajado sus restricciones militares, incrementando su presupuesto de defensa durante trece años consecutivos y revisando sus principios de exportación de armas.
Las tensiones entre ambos países han aumentado considerablemente, lo que ha llevado a Pekín a emitir duras críticas y a tomar represalias económicas contra Japón.

