Un equipo de científicos de la Universidad de Jiangnan en China ha desarrollado un hongo modificado que imita el sabor de la carne, logrando reducir su impacto ambiental en un 61%. Este avance se detalla en un estudio publicado en la revista Trends in Biotechnology de Cell Press.
La investigación se centra en el hongo Fusarium venenatum, conocido por su textura y sabor similares a la carne, pero que presenta dificultades digestivas debido a sus gruesas paredes celulares. La ganadería tradicional es responsable de aproximadamente el 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que ha llevado a la búsqueda de alternativas más sostenibles. Las proteínas microbianas, como las que se encuentran en levaduras y hongos, se han posicionado como opciones viables para reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos.
Utilizando la tecnología de edición genética CRISPR, los investigadores modificaron el hongo para mejorar su digestibilidad y eficiencia de producción sin introducir ADN extraño. El autor principal del estudio, Xiao Liu, destacó que “existe una demanda popular de proteínas mejores y más sostenibles para la alimentación”. La modificación genética permitió que el hongo no solo fuera más nutritivo, sino también más respetuoso con el medio ambiente.
Los científicos eliminaron dos genes relacionados con la quitina sintasa y la piruvato descarboxilasa, lo que resultó en una pared celular más delgada y una mayor disponibilidad de proteínas para la digestión. La nueva cepa, denominada FCPD, mostró una reducción del 44% en la cantidad de azúcar necesaria para producir la misma cantidad de proteína en comparación con la cepa original, además de hacerlo un 88% más rápido.
El equipo evaluó la huella ambiental del FCPD en seis países con diferentes estructuras energéticas, incluyendo Finlandia y China, y concluyó que su producción genera hasta un 60% menos de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción tradicional de Fusarium venenatum. Además, al comparar la producción de FCPD con la de pollo en China, se determinó que la micoproteína requiere un 70% menos de tierra y reduce el riesgo de contaminación del agua dulce en un 78%.
Este estudio sugiere que los alimentos editados genéticamente, como el FCPD, pueden satisfacer la creciente demanda de proteínas sin los costos ambientales asociados a la agricultura convencional. La investigación fue realizada por Xiaohui Wu y su equipo, quienes enfatizan la importancia de considerar el impacto ambiental de la producción de alimentos en el contexto de la sostenibilidad.


