El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su interés por Groenlandia al nombrar a un enviado especial para el territorio, lo que ha generado una fuerte reacción del gobierno danés. En un mensaje publicado el pasado domingo en su red social Truth Social, Trump anunció la designación de Jeff Landry, actual gobernador de Luisiana, como “enviado especial de Estados Unidos para Groenlandia”.
Trump destacó que Landry “entiende lo esencial que es Groenlandia para nuestra seguridad nacional” y que su misión será “impulsar rotundamente los intereses de nuestro país por la seguridad y supervivencia de nuestros aliados y, de hecho, del mundo”. En un mensaje posterior en X, Landry aclaró que compatibilizará este “cargo voluntario” con su función como gobernador, afirmando que su objetivo es “convertir a Groenlandia en parte de EE.UU.”.
El interés de Trump por Groenlandia no es nuevo; en varias ocasiones ha expresado su deseo de adquirir este territorio autónomo danés, argumentando razones de seguridad nacional. Este afán expansionista también se ha extendido a otras regiones, como Canadá y el canal de Panamá.
La respuesta del gobierno danés no se hizo esperar. El ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, calificó la situación de “inaceptable” y convocó al embajador estadounidense para recibir explicaciones. “Es completamente inaceptable. Por eso he decidido, de acuerdo con mis colegas groenlandeses, que llamaremos al embajador estadounidense a una reunión en el Ministerio de Exteriores”, declaró Rasmussen a la televisión pública danesa DR.
Rasmussen también había señalado que el nombramiento de Landry reafirma el interés de Estados Unidos en Groenlandia y pidió respeto por la integridad territorial del Reino de Dinamarca, que incluye a Groenlandia y a las Islas Feroe. “Cuando el presidente Trump de repente designa a un enviado especial, hay algo que me provoca mucha indignación”, añadió.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el presidente groenlandés, Jens-Frederik Nielsen, también expresaron su descontento. Frederiksen enfatizó: “Lo hemos dicho con claridad antes, ahora lo decimos de nuevo. No se pueden anexionar otros países, tampoco con el argumento de la seguridad internacional. Nuestro aliado desde hace siglos nos ha puesto en una situación difícil, pero no nos vamos a desviar de nuestros valores democráticos.”
Este episodio refleja las tensiones entre Estados Unidos y Dinamarca en un contexto de creciente interés geopolítico por el Ártico, donde Groenlandia juega un papel estratégico debido a su ubicación y recursos naturales.

