El teniente general Fanil Sarvárov, jefe de operaciones del Estado Mayor del Ejército ruso, ha fallecido hoy en Moscú tras la explosión de un coche bomba, convirtiéndose en el cuarto general ruso que pierde la vida en atentados con explosivos desde el inicio de la guerra en Ucrania. El Comité de Investigación de Rusia ha confirmado su deceso y ha abierto una causa por asesinato, señalando a los servicios especiales ucranianos como posibles responsables del ataque.
La muerte de Sarvárov, ocurrida en un estacionamiento a solo 150 metros de su hogar, marca la primera baja de un alto mando de las Fuerzas Armadas rusas desde abril de 2025. Según informes, el teniente general murió tras el estallido de una bomba magnética que había sido colocada en su vehículo. El Comité de Instrucción está investigando diversas hipótesis sobre el atentado, aunque aún no se han revelado detalles sobre el autor del ataque.
Sarvárov había tenido una carrera militar destacada, participando en conflictos en Chechenia y Siria. Su muerte se suma a una serie de incidentes violentos que han afectado a altos mandos rusos en el contexto del conflicto en Ucrania.
Uno de los casos más notorios fue el asesinato del teniente general Igor Kirílov el 17 de diciembre de 2024, quien fue víctima de un atentado con bomba al salir de su domicilio. Kirílov, que ocupaba el cargo de jefe de defensa radiológica, química y biológica, había sido un crítico del Ejército ucraniano, acusándolo de utilizar armas químicas. En este caso, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) detuvo a un ciudadano de Uzbekistán que confesó haber sido reclutado por los servicios secretos de Ucrania para llevar a cabo el ataque.
Otro general, el teniente general Yaroslav Moskalik, subjefe del mando de operaciones del Estado Mayor, también fue asesinado el 25 de abril de este año mediante un artefacto explosivo que detonó de manera remota al acercarse a su automóvil. Las autoridades rusas arrestaron a un sospechoso, Ignat Kuzi, quien admitió haber participado en el atentado bajo órdenes de los servicios secretos ucranianos.
El capitán de navío Valeri Trankovski, subcomandante de la 41 Brigada de buques portamisiles de la Flota del Mar Negro, murió el 13 de noviembre de 2024 en Sebastópol tras la explosión de su automóvil. Este atentado fue reivindicado por los servicios de inteligencia ucranianos, que lo acusaron de ser un criminal de guerra por su papel en el lanzamiento de misiles contra Ucrania.
En contraste, el mayor general Yuri Afanásievski, exdirector de Aduana en la región de Lugansk, sobrevivió a un atentado en su hogar, donde resultó gravemente herido tras la detonación de un artefacto explosivo oculto en un teléfono móvil que le fue regalado. La inteligencia ucraniana también se atribuyó la organización de este ataque.
La serie de atentados ha llevado al presidente ruso, Vladímir Putin, a calificar el ataque que resultó en la muerte de Kirílov como un “fallo grave” de los servicios de seguridad, lo que ha llevado a las autoridades rusas a intensificar sus esfuerzos para prevenir futuros ataques contra altos mandos militares.

