
Ginebra, 3 de octubre (EFE).- España ha sido reconocida por su papel en la lucha global contra el racismo en el deporte, especialmente tras la condena en junio de tres aficionados por realizar insultos racistas hacia el futbolista del Real Madrid, Vinicius Júnior. Este hecho, junto con la adopción del “gesto contra el racismo” promovido por la FIFA, fue destacado este jueves por la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
La directora de Procedimientos Especiales de la ONU, Peggy Hicks, durante un debate en el Consejo de Derechos Humanos, subrayó que “animamos a otros países y entidades deportivas a dar pasos similares y poner en práctica de forma estricta medidas contra la xenofobia”. En este contexto, se mencionó que España fue el único Estado citado en el debate, aunque también se resaltó como un avance positivo que la UEFA sancionara a siete equipos por comportamientos discriminatorios de sus aficionados durante la última Eurocopa.
Hicks destacó que la valentía y perseverancia de Vinicius Júnior fueron fundamentales para que los seguidores del Valencia enfrentaran las consecuencias de sus acciones. “No habría sido posible sin la valentía y perseverancia del propio Vinicius”, afirmó, añadiendo que la voz de los deportistas comprometidos “debe ser una fuente de inspiración”. Además, recordó que el jugador del Real Madrid colaboró con la Oficina de Derechos Humanos en el lanzamiento de un mensaje el pasado 31 de agosto, con motivo del Día Internacional de los Afrodescendientes.
A pesar de estos avances, Hicks advirtió que el racismo sigue siendo un problema persistente en el deporte, a menudo amplificado por el hecho de que millones de personas siguen estas competiciones deportivas cada día. “Continúa habiendo cánticos xenófobos y, en el mundo digital actual, estos problemas se agravan en las redes sociales”, lamentó.
Hicks hizo referencia al ciberacoso que sufrieron la boxeadora argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-ting, señalando que “el efecto tóxico puede hacer que muchos jóvenes no puedan perseguir sus sueños deportivos y arruinar el disfrute de la competición para los espectadores”. También advirtió que esta amenaza podría extenderse más allá de los estadios hacia nuestras sociedades.