La cobertura de vacunación en Argentina ha caído por debajo del 50%, lo que pone en riesgo la inmunidad colectiva y ha generado un aumento de casos de enfermedades prevenibles. La situación ha sido calificada por expertos como un escenario de “alta vulnerabilidad”, especialmente ante el repunte de casos de sarampión, coqueluche y tuberculosis. Según datos oficiales de 2024, la tasa de vacunación nacional se encuentra en niveles alarmantes, muy por debajo del 90% que se registraba hace menos de diez años.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ha expresado su “profunda preocupación” por el panorama actual, que consideran “frágil” para la salud pública. En un comunicado, la SAP advirtió que “se constata un descenso sostenido y generalizado en la administración de vacunas fundamentales del Calendario Nacional de Vacunación (CNV)”. Este descenso en la cobertura de vacunas esenciales está favoreciendo la reemergencia de enfermedades que habían sido eliminadas en el país.
Particularmente preocupante es la caída en la cobertura de la vacuna triple viral, que protege contra el sarampión, rubéola y paperas, la cual ha disminuido del 90% al 46,7% en la población de 5 años. Asimismo, el refuerzo contra la poliomielitis ha bajado del 88% al 47%, y la triple bacteriana ha descendido a aproximadamente el 46%. En otras etapas de la vida, la inmunización contra difteria, tétanos y tos ferina ha caído del 93% al 46,4%, y en la adolescencia, la triple bacteriana acelular ha retrocedido al 54%.
Las consecuencias de esta baja cobertura ya son evidentes: en lo que va del año, Argentina ha registrado 35 casos confirmados de sarampión y enfrenta un brote de coqueluche con más de 500 contagios y cinco muertes en Buenos Aires. Además, se ha observado un aumento del 65% en los casos de tuberculosis en los últimos cinco años, lo que refleja un deterioro en el control sanitario.
La SAP ha reiterado que todas las vacunas del CNV son gratuitas y obligatorias, y ha solicitado acciones urgentes para recuperar la cobertura de vacunación. Esta advertencia se alinea con el diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, que han señalado que el resurgimiento de enfermedades “olvidadas” se debe principalmente al descenso sostenido de la vacunación y a la expansión de discursos antivacunas tras la pandemia.


