Durante la noche del recién pasado domingo 31 de agosto, un fuerte terremoto de magnitud 6.0 sacudió el este de Afganistán, provocando daños generalizados en sectores de difícil acceso para las autoridades y dejando un saldo de 800 muertos y más de 2.000 heridos.
Una de las zonas más afectadas, según reporta BBC News, es la provincia de Kumar, que se encuentra en la frontera con Pakistán. Un funcionario local informó que en una aldea de esta provincia, 21 personas perdieron la vida y 35 resultaron heridas, mientras que otro funcionario describió la tragedia como “horrible“. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) reportó que el sismo ocurrió a las 23:47 hora local (19:17 GMT), con un epicentro localizado a 27 km de la ciudad de Jalalabad y a una profundidad de apenas 8 kilómetros, lo que incrementó su potencial destructivo.
El temblor fue tan intenso que se sintió incluso en Islamabad, Pakistán, a casi 400 km del epicentro. Según lo indicado por el gobierno talibán en su cuenta de X, “Funcionarios locales y residentes actualmente realizan trabajos de rescate para las personas afectadas“. Además, se mencionó que “los equipos de apoyo desde el centro y provincias aledañas también van en camino“, aunque se enfatizó que las tareas de rescate se ven obstaculizadas por las dificultades del terreno montañoso.
La destrucción reportada por el sismo y otros terremotos que han ocurrido en Afganistán en los últimos años está relacionada con las precarias condiciones de las viviendas afectadas. Estas construcciones, que a menudo son de ladrillos, paja o madera, no son capaces de resistir adecuadamente los constantes movimientos telúricos que se producen en la región. Es importante recordar que Afganistán se sitúa sobre el punto de colisión de dos grandes placas tectónicas: la placa índica y la placa euroasiática. El choque de estas dos placas ha dado lugar a la formación de la cordillera Hindu Kush, que es reconocida como una de las zonas más sísmicas del planeta.


