El salario promedio bruto de los trabajadores registrados en Argentina ha experimentado un notable aumento, pasando de $13.317 en mayo de 2015 a $1.606.183 en 2025, según datos oficiales del Ministerio de Capital Humano basados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Sin embargo, a pesar de esta variación nominal significativa, la capacidad de compra ha cambiado drásticamente, lo que presenta un panorama diferente al comparar el poder adquisitivo en diferentes momentos.
En el sector del transporte, el costo del pasaje mínimo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ha aumentado de $3 a $451 en 2025. Esto significa que con el ingreso medio, un trabajador podía adquirir 4.439 boletos en 2015, mientras que en 2025 solo puede comprar 3.564, lo que representa una caída del 19,7% en la capacidad de compra en este rubro.
En cuanto a los combustibles, en 2015 un trabajador podía cargar 1.147 litros de combustible, mientras que en 2025 puede cargar 1.369 litros, lo que indica una mejora relativa del 19,4%, atribuida a la evolución del tipo de cambio y a cambios en la política energética.
En el ámbito de los alimentos básicos, el precio del kilo de asado ha pasado de $72 a $10.972, lo que significa que en 2015 se podían adquirir 185 kilos, mientras que en la actualidad solo se pueden comprar 147 kilos, lo que representa una reducción del 20,9%.
En el sector de la construcción, el costo del metro cuadrado ha aumentado de $9.959 a $1.198.802 en Buenos Aires, pero la relación de compra se ha mantenido sin cambios. Hace diez años, se podía costear 1,34 m², y hoy se mantiene exactamente la misma relación.
En el mercado automotor, el precio de un auto 0 km económico, como el Fiat Uno Cargo Fire 1.3 o el Renault Kwid, ha pasado de $106.300 a $19.120.000. En 2015, se necesitaban 7 sueldos para comprar un vehículo, mientras que en 2025 se requieren 12,5 salarios, lo que representa una disminución del 32,9% en la capacidad de compra.
Los especialistas coinciden en que la pérdida del poder adquisitivo se debe a una combinación de factores estructurales y coyunturales. “El contexto de productividad decreciente es consecuencia de una economía que lleva estancada”, comentó Osvaldo Giordano, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea. Por su parte, Nicolás Aroma, economista, explicó a Infobae que la debilidad del poder adquisitivo se debe a la dinámica de crisis recurrentes. “En los últimos años, la primera variable de ajuste ha sido la licuación de la deuda y la devaluación. Esto ha llevado a que tengamos trabajadores en blanco que son pobres, algo impensado en otras épocas”, mencionó.
Además, Damián Di Pace, director de Focus Market, destacó el impacto de la quita de subsidios, indicando que los servicios estaban fuertemente subsidiados y que el retiro de esos beneficios ha hecho que los consumidores paguen tarifas públicas mucho más altas que hace una década.
Los economistas también resaltan que la estabilidad macroeconómica y la inflación han afectado la capacidad de compra de los salarios. Se han hecho progresos importantes en materia fiscal, y se espera que el ritmo de ingresos dependa de la velocidad con la que se aborden reformas estructurales, especialmente en el ámbito impositivo y laboral.
En cuanto a la coyuntura, se señala que a corto plazo no se espera una recuperación significativa. La clave será que continúe la desaceleración de la inflación, que crezca la inversión privada y que se recupere el empleo. Para Aroma, el problema central ha sido el uso de anclas: “Hoy los precios están estables, pero eso se ha logrado porque el Gobierno ha utilizado el ajuste. El desafío es estabilizar y licuar los salarios”.
Las transformaciones en la estructura laboral han cambiado la composición de los ingresos, observándose un crecimiento del trabajo informal y del cuentapropismo, así como la aparición de economías de plataforma. Esto ha llevado a que los trabajadores registrados ya no tengan garantizado un ingreso suficiente, consolidando el fenómeno de los asalariados pobres.
Las condiciones para una recuperación futura dependen de un conjunto de factores. Se ha explicado que para recomponer el poder adquisitivo es imprescindible aumentar la estabilidad macroeconómica y crear un entorno favorable para la producción y la modernización de las instituciones laborales. También se ha subrayado la importancia de sumar reformas provinciales y de reformar los sistemas tributarios y regulaciones.
Se ha advertido que para mejorar la situación es necesario aumentar la productividad, lo que requiere de infraestructura pública y avances en ciencia y tecnología. Sin estos elementos, la competitividad se deteriora y el poder adquisitivo se ve afectado.
El camino hacia la recuperación es largo y exige un crecimiento económico sostenido. Aún no se observan señales firmes en esa dirección. Un diagnóstico común indica que los ingresos han disminuido en términos reales entre un 20% y un 30% en la última década, debido a una combinación de factores que incluyen la baja productividad y la retirada de subsidios, así como la persistente recurrencia de la deuda.
De cara al futuro, no solo es necesario sostener los precios, sino también lograr un marco moderno que permita una mejora en la situación económica y social de Argentina.


