El debate sobre la inclusión de perros en el transporte público ha cobrado relevancia en diversas ciudades del mundo, y en este contexto, el docente universitario de economía del comportamiento y legislador de la Ciudad de Buenos Aires, Emmanuel Ferrario, ha expresado su postura a favor de que cualquier perro pueda viajar en el transporte público. Durante su intervención en el programa Infobae Vivo, Ferrario destacó que, según datos recientes, el 75% de los argentinos conviven con un perro o un gato, considerándolos como parte de la familia, lo que subraya la importancia de este tema en la sociedad actual.
La perspectiva de Emmanuel Ferrario
Ferrario abordó no solo las implicancias normativas de permitir el acceso de perros al transporte público, sino también la dimensión emocional y social que esto conlleva. En su diálogo, enfatizó que la relación entre los humanos y sus mascotas ha evolucionado, convirtiendo a los perros en miembros afectivos del núcleo familiar. “Estamos hablando de un vínculo, un vínculo afectivo, cuidado y responsabilidad”, afirmó, utilizando el término “perrhijos” para describir esta relación.
El fenómeno global de la integración de perros en la vida urbana
Durante la conversación, Ferrario se refirió a un hecho viral que ocurrió en Nueva York, donde las autoridades limitaron el acceso al metro únicamente a aquellos perros que fueran transportados en una transportadora. Esta medida, lejos de disuadir a los dueños de mascotas, provocó una ola de creatividad entre los neoyorquinos, quienes encontraron formas ingeniosas de cumplir con la norma mientras continuaban viajando con sus perros.
Ferrario cuestionó la necesidad de restringir el acceso de los perros al transporte público, preguntando: “¿Cuál es la necesidad de ir en tu subte?” y respondió con firmeza: “Hay que argumentar eso”.
El apoyo emocional de los perros
Uno de los puntos más destacados de su exposición fue la defensa del apoyo emocional que los perros pueden proporcionar. “No te podés quedar fuera del servicio porque muchas veces es terapéutico”, subrayó Ferrario. Relató casos de perros entrenados para detectar ataques de epilepsia, explicando que estos animales pueden alertar a sus dueños y a quienes los rodean cuando se avecina un ataque.
Regulaciones sobre perros en el transporte público
Ferrario enumeró las regulaciones existentes en otras ciudades, como Madrid, que permite el acceso de perros con correa y bozal en el último vagón durante horarios no pico; París, que cobra tarifas según el tamaño del animal; Londres, que permite el ingreso de perros con bozal; y Estocolmo, que tiene restricciones similares. En contraste, en Buenos Aires, las limitaciones son más severas, ya que los perros están prohibidos en colectivos los sábados al mediodía, domingos y feriados. Ferrario argumentó que estas restricciones hacen que la ciudad sea muy difícil para quienes tienen mascotas, señalando que más del 40% de los hogares en Buenos Aires tiene un gato, con un total de 861.000 gatos en la ciudad.
La relación histórica entre humanos y perros
El legislador también mencionó que esta situación no es exclusiva de Argentina, ya que cifras similares se observan en todo el mundo. Retomó el concepto de “perrhijos” y la evolución de la relación entre humanos y perros, afirmando que esta conexión tiene raíces profundas en la historia de la humanidad. Citó una encuesta realizada en 2024 por la consultora de opinión pública KANTAR, que reveló que de 1000 entrevistados, hombres y mujeres mayores de 18 años, un alto porcentaje considera a sus mascotas como parte de la familia.
Para ilustrar la antigüedad de esta relación, Ferrario mencionó un hallazgo arqueológico en Bonn, Alemania, donde se descubrió una tumba de 14.000 años de antigüedad con restos caninos, lo que demuestra que ya existía un cuidado hacia los perros en tiempos antiguos.
Impacto económico y cultural de la tenencia de mascotas
Ferrario también destacó el impacto económico y cultural que tiene la tenencia de mascotas, señalando que esto implica un cambio en los hábitos de consumo y la aparición de un mercado de bienes y servicios en torno a los gatos y perros. Sin embargo, también advirtió sobre los desafíos que esto conlleva, como la responsabilidad de recoger los excrementos de los perros y pasearlos con correa.
Durante el programa, se discutieron ejemplos internacionales de iniciativas que buscan mejorar la convivencia urbana con mascotas. En Italia, por ejemplo, en Málaga se han implementado registros de ADN canino para sancionar a los dueños que no recojan los excrementos de sus perros. En Singapur, se requiere una licencia para ser tutor de un perro, así como la realización de un curso y contar con un seguro de responsabilidad civil. En Escocia, las personas que desean adoptar deben firmar un compromiso formal. En Estados Unidos, 29 estados han reconocido legalmente el vínculo afectivo entre humanos y perros, permitiendo que estos sean testigos en ceremonias de matrimonio, lo que refleja la importancia de estos vínculos en la vida familiar.
Ferrario concluyó su intervención enfatizando la importancia de conocer las reglas y regulaciones que rigen la tenencia de mascotas, destacando que esta conexión entre humanos y perros tiene fundamentos científicos, como se menciona en un estudio de 2015 publicado en la revista Science, que indica que al mirarse a los ojos, tanto humanos como perros liberan oxitocina, la hormona del amor.
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