El bitcoin, la primera moneda virtual que se introdujo en el mercado, fue creado por Satoshi Nakamoto (un seudónimo) en el año 2008, en un contexto marcado por la crisis financiera mundial. Esta divisa digital se fundamenta en un ideal libertario y tiene como objetivo desafiar a las instituciones monetarias y financieras tradicionales. Conocido en el ámbito de los mercados bajo la sigla BTC, el bitcoin utiliza la criptografía para asegurar que su gestión sea descentralizada, lo que significa que no puede ser regulado por ninguna institución u organismo bancario. Esta característica es la que provoca que las criptomonedas sean inherentemente volátiles.
A pesar del avance y el alcance que ha tenido el bitcoin, otros activos digitales de gran relevancia, como Ethereum, y organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aún muestran dudas sobre los beneficios de este tipo de criptomonedas. A pesar del escepticismo, hay quienes han apostado por el bitcoin: El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar la criptodivisa como legal el 9 de junio de 2021. Asimismo, Honduras Próspera, una zona especial autónoma en Centroamérica, también ha hecho su propia adopción.
La cotización de la criptomoneda a las 09:00 horas (UTC) del día de hoy es de 98,281.56 dólares. Esto indica que el activo ha sufrido un cambio del 0.06% en las últimas 24 horas, y un movimiento del 0.24% en la última hora. En términos de capitalización, el bitcoin ocupa la posición número uno entre las criptomonedas más populares. El 12 de marzo, el bitcoin alcanzó un máximo histórico, superando valores anteriores y reafirmándose como un importante activo en el mercado, acercándose a los 73,000 dólares, un récord obtenido en medio de un flujo sin precedentes de inversiones hacia las criptomonedas, lo que representa un acontecimiento notable en el sector financiero digital.
El aumento en el valor del bitcoin ocurre en un contexto donde la entrada masiva de capital indica un creciente interés y confianza por parte de los inversores en estos activos. La subida del precio no solo beneficia al bitcoin, sino que también tiene un impacto positivo general, favoreciendo una mayor estabilidad y visibilidad. Según un análisis de Bloomberg, expertos en finanzas han señalado que diferentes factores están impulsando este crecimiento, incluyendo la adopción institucional, la búsqueda de alternativas de inversión debido a la incertidumbre económica mundial y la innovación continua en la tecnología blockchain, que respalda a otras divisas digitales. Esta combinación de factores crea un entorno propicio para el crecimiento continuo del bitcoin.
Para adquirir y intercambiar bitcoins, se utilizan portales especializados. Su valor varía en función de la oferta y la demanda, así como del compromiso de los usuarios, y puede cambiar rápidamente en comparación con el dinero tradicional. Sin embargo, mientras haya personas interesadas en comprar una determinada moneda, su valor se mantendrá. No obstante, quienes invierten en bitcoin deben tener muy claro que esta forma de inversión conlleva un elevado riesgo, ya que puede haber incrementos, pero también desplomes inesperados que podrían acabar con los ahorros de los usuarios.
Para almacenar bitcoins, los usuarios deben contar con un monedero o wallet, que en realidad es un software a través del cual es posible guardar, enviar y realizar transacciones. En realidad, los monederos solo almacenan las claves que marcan la propiedad y el derecho de una persona sobre cierta criptomoneda; estos códigos son esenciales para proteger los activos.


