La infección por VPH puede afectar la fertilidad masculina. Un estudio argentino revela su impacto en la calidad del esperma y su relación con coinfecciones.
La infección por el virus del papiloma humano (VPH), conocido como HPV en inglés, es un patógeno que puede tener consecuencias graves para la salud, especialmente en las mujeres, ya que se asocia con el cáncer de cuello uterino. Sin embargo, un grupo de investigadores en Argentina, liderados por la doctora Virginia Rivero, ha descubierto que este virus también puede afectar la fertilidad en los hombres. Este estudio fue publicado el viernes en la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology.
Los investigadores detectaron que las cepas del VPH que son consideradas de alto riesgo en relación con el desarrollo de cáncer no solo eran más comunes en una pequeña población de hombres, sino que también parecían representar una mayor amenaza para la calidad del esperma. En una entrevista con Infobae, la doctora Rivero, del Centro de Investigaciones Bioquímica, Clínica e Inmunología (CIBICI), que depende del Conicet y de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, comentó: “Generalmente se sospecha que los casos frecuentes tienen un riesgo. Sin embargo, nuestro estudio demuestra lo contrario”. Además, expresó su sorpresa al comprobar que “la presencia del VPH solo influye en la producción de coinfecciones con otros patógenos. Esto se debe a que altera la respuesta inmune”, afirmó.
A partir de los resultados de este estudio, el equipo de investigación sugiere que los problemas de reproducción podrían indicar la necesidad de realizar un test de VPH cuando haya dificultades para concebir. También se debería investigar si existe un riesgo asociado. El VPH incluye más de 200 tipos relacionados, de los cuales algunos se transmiten a través de relaciones sexuales vaginales, anales u orales. Existen dos grupos de VPH en función de su transmisión sexual: los de alto riesgo, que están asociados con diferentes tipos de cáncer. Según un informe de The Lancet Global Health del año pasado, casi uno de cada tres individuos mayores de 15 años está infectado con al menos un tipo de virus genital. Se sabe que cinco de estos tipos son oncogénicos. En los hombres, el VPH tiende a manifestarse en forma de verrugas anogenitales y se asocia con el pene, el ano y la orofaringe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en 2018 se produjeron 69,400 casos de cáncer causados por el VPH.
En cuanto a la fertilidad, se estima que la infertilidad afecta entre el 10% y el 15% de las parejas en todo el mundo, lo que representa un importante problema de salud pública. Los factores masculinos contribuyen sustancialmente a aproximadamente el 30% al 40% de los casos de infertilidad. Existen varias causas que pueden afectar la fertilidad masculina, incluyendo trastornos genéticos, defectos anatómicos, enfermedades sistémicas, varicocele, estrés oxidativo, disfunción eréctil y factores relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo, la dieta y la exposición a radiaciones, entre otros.
El equipo de investigación propuso investigar la asociación entre la alteración del esperma y la inflamación. Para ello, reclutaron a 205 pacientes que acudieron a una clínica de urología para una evaluación inicial del tracto urinario en 2021. Ninguno de los participantes había sido vacunado contra el VPH. El estudio se llevó a cabo en Córdoba, en la Fundación Urológica de Docencia e Investigación Médica y en el Laboratorio de Andrología y Reproducción, con la colaboración de miembros del Instituto de Virología Dr. José María Vanella y otras organizaciones.
Entre los individuos analizados, el 19% dio positivo en la prueba de VPH, el 20% se clasificó como positivo de alto riesgo, mientras que el 7% fue identificado como positivo. Estos resultados se compararon con un grupo de 43 individuos que no detectaron ninguna infección. Otros 12 resultaron positivos para el VPH, pero no se pudo determinar el genotipo debido a la baja carga viral. Se observó que el VPH puede suprimir componentes clave del sistema inmunológico masculino, lo que dificulta la capacidad del organismo para eliminar el virus. Este proceso suele tardar seis meses tras la infección, y el tiempo de espera aumenta el riesgo de que las infecciones comprometan la salud masculina. Generalmente, las personas infectadas no manifiestan síntomas.
“En este estudio demostramos que hay variables inflamatorias muy frecuentes en el semen que están relacionadas con la función viral infecciosa”, indicó la doctora Rivero. En la primera fase del estudio, se analizaron muestras de los participantes utilizando una batería de métodos de análisis rutinarios, tal como lo recomienda la OMS. Siguiendo esos criterios, encontraron indicios de diferencias en tres participantes. Esta aparente sugerencia de normalidad en los infectados resultó estar lejos de la realidad. Cuando la doctora Rivero y su colega Carolina Olivera examinaron muestras con técnicas de alta resolución, descubrieron que los hombres con VPH tenían recuentos significativamente bajos de glóbulos blancos CD45+ (leucocitos) en el semen. Las pruebas indicaron que estos individuos sufrían daños oxidativos, lo que se traduce en una elevada producción de especies reactivas de oxígeno. Además, se demostró un porcentaje elevado de espermatozoides muertos. “Llegamos a la conclusión de que estos hombres muestran una muerte espermática asociada a una inmunidad local debilitada en el tracto urogenital”, afirmó Rivero. Estos hallazgos sugieren que los hombres seropositivos al VPH podrían tener problemas de fertilidad.
Para prevenir la infección por VPH en hombres, se recomienda el uso correcto de preservativos durante las relaciones sexuales. Además, existe una vacuna disponible. Según el Ministerio de Salud de la Nación, la estrategia de vacunación consiste en aplicar una única dosis a los 11 años. En el caso de haber recibido la vacuna en la edad correspondiente, esta está disponible para aquellos nacidos entre 2000 y 2006 que tengan 26 años en el momento de la vacunación. También se contempla la recuperación de esquemas atrasados hasta los 26 años, con un esquema de vacunación que puede iniciarse en dos dosis (0 y 6 meses).


