La vida durante la pandemia de COVID-19 transformó las rutinas en todo el mundo y también afectó a los perros. Un estudio a gran escala publicado por Dog Aging Project y difundido por Popular Science muestra que, a pesar de los cambios abruptos en el entorno cotidiano, los canes evidenciaron una admirable capacidad de adaptación. No obstante, los investigadores identificaron una salvedad: los perros adoptados o inscritos tras 2020 registraron una disminución leve en la facilidad de adiestramiento. Este hallazgo ofrece nuevas perspectivas sobre el comportamiento canino durante la pandemia.
El estudio, que reúne más de cuarenta instituciones y miles de voluntarios, se enfocó en analizar cómo el bienestar de los perros se vio afectado. El equipo examinó datos aportados por dueños de 47,000 perros, recolectados durante un periodo superior a cuatro años. Según el objetivo principal del proyecto, se busca entender los efectos del envejecimiento y, gracias a la ciencia, contribuir a que los perros tengan vidas largas y saludables. Esta dimensión otorga un peso especial a sus conclusiones, como señaló Courtney Sexton, coautora y académica de Virginia Tech: “Cuando tienes un conjunto tan grande, realmente puedes poder los números”.
El análisis se orientó a tendencias relacionadas con el miedo, la atención, la excitabilidad y la agresividad. Los resultados generales, de acuerdo con el estudio, reflejan que los perros se adaptaron a los grandes cambios provocados por la pandemia, manteniendo perfiles estables de un año a otro, inclusive frente a modificaciones significativas en sus entornos familiares. Se enfatizó que elementos como el sexo y el tamaño del animal influyeron en el comportamiento, pero, en términos generales, no generaron alteraciones sustanciales en la mayoría de los perros. Sin embargo, se detectó una excepción relevante: los perros que obtuvieron puntajes promedio bajos sugieren que aquellos que participaron en el estudio como adultos antes de la pandemia probablemente se beneficiaron de experiencias previas, lo que aportaría una explicación a la diferencia observada.
Aunque la investigación permite establecer algunas hipótesis sobre la causa de este descenso en la facilidad de adiestramiento, no se puede afirmar de manera definitiva. Entre las hipótesis propuestas se encuentra el aumento de adopciones en refugios, donde muchos animales ya habían experimentado interrupciones en su vida cotidiana. También se menciona el estrés adicional que enfrentaron los perros, así como la posible falta de tiempo que sus dueños pudieron dedicarles, factores que podrían haber influido en los resultados. Estas explicaciones, recogidas en el estudio, presentan conjeturas sin afirmaciones concluyentes, lo que subraya la importancia de contar con una base amplia para identificar patrones reales en el comportamiento canino.
Además, se adelantó que futuras investigaciones explorarán cómo la ubicación geográfica y el estado de salud pueden influir en la conducta de los perros. Esta información permitirá a los veterinarios anticipar mejor los desafíos que puedan surgir con las mascotas. Con los datos obtenidos, se establece un punto de partida firme para seguir observando la evolución de los perros a medida que envejecen, lo que facilitará una comprensión profunda de la relación entre la compañía y el bienestar de los animales.


