Nicolás Rojas reflexiona sobre su experiencia con el cáncer, destacando la importancia de vivir plenamente y el apoyo de sus seres queridos durante el tratamiento.
Nicolás Rojas, conocido por su papel en la serie “Zamudio” en 2015, compartió su experiencia personal con el cáncer en el podcast “Reyes del Drama”. Durante la conversación, Rojas expresó su descontento con la forma en que se suele hablar sobre la lucha contra el cáncer, afirmando que “en el fondo no es una lucha, o sea, si yo me muero de cáncer no perdí la batalla”. Este comentario refleja su perspectiva sobre la enfermedad, que ha marcado su vida desde una edad temprana.
El intérprete reveló que fue diagnosticado con cáncer testicular en dos ocasiones: la primera a los 19 años y la segunda a los 21. Rojas describió esta experiencia como “compleja”, señalando que la palabra cáncer implica vivir con una condición que puede dejar una huella duradera. “Te marca por años hasta que te dan el alta médica”, explicó. A pesar de la gravedad de su situación, el actor encontró en el deseo de vivir una motivación poderosa. “Pasé por eso dos veces y fue duro sentir que uno puede morir de esto, pero cuando uno tiene esa idea en la cabeza es cuando más quiere vivir. Aparecen ganas de vivir, de no sé dónde, no quieres morir. Eso es muy bonito, también, y me hizo apreciar más la vida”, compartió.
Rojas también habló sobre el apoyo que recibió durante su tratamiento, a pesar de estar lejos de su familia. Mencionó que estuvo rodeado de amigos y de su pareja en ese momento, quienes jugaron un papel crucial en su proceso de recuperación. “El cáncer para mí no fue lo doloroso, el tratamiento fue lo terrible (…) yo era joven y el ciclo de la quimioterapia fue súper rudo”, recordó. En su relato, el actor describió los efectos físicos del tratamiento, mencionando que había días en los que simplemente levantarse de la cama era un desafío. “Me desvanecía. Por supuesto temí por mi vida, pues decía ‘quizás mañana no despierte’”, confesó.
A pesar de las dificultades, Rojas se mostró resiliente. “Yo soy súper bueno para avanzar, para saltar y pasar por encima de las cosas, no dejé que me afectara tanto en ese momento”, afirmó. Su enfoque fue mantenerse positivo y concentrarse en su bienestar. “Me acuerdo de que pocas veces lloré o sentí pena, me preocupaba mucho de estar bien, levantarme y resistir (…) para mí fue ir de frente, no más, y me demoré nada en recuperarme”, concluyó.


