Elegir la almohada adecuada es más que una cuestión de comodidad: puede determinar la calidad del sueño y la salud del cuello y la columna vertebral. La industria de las almohadas carece de una regulación estricta y ofrece un abanico casi infinito de opciones, con afirmaciones sobre beneficios que muchas veces no se cumplen. Expertos han advertido que las promesas de productos “milagrosos” suelen ser engañosas; la verdadera clave está en seleccionar la almohada según la postura al dormir y las necesidades del cuerpo. Las personas a menudo priorizan la apariencia o la suavidad de la almohada, dejando de lado su función principal: sostener correctamente la cabeza.
Según James Leinhardt, un experto en posturas y consultor de ergonomía, la correcta elección de la almohada influye directamente en el descanso y en la prevención de molestias físicas a largo plazo. Este factor es central para que la almohada cumpla su función. La fisioterapeuta Sammy Margo enfatiza la importancia de mantener la alineación del cuello, evitando torcerlo o inclinarlo demasiado. Una elección incorrecta de la almohada puede generar dolor en los hombros e incluso provocar cefaleas al despertar. La compra de una almohada debería centrarse en que esta cumpla su función, no solo en la sensación al tacto. Esto incluye que la almohada permita una posición neutra que permita a los músculos relajarse durante toda la noche. El exceso o la falta de soporte pueden alterar la alineación natural del cuerpo y causar molestias.
En cuanto a la postura al dormir, aproximadamente el 70% de las personas duerme de lado. En estos casos, es importante rellenar el espacio entre la punta del hombro y la oreja, manteniendo una línea recta con la columna. The Telegraph indicó que “si la almohada es demasiado grande, forzarás el cuello, y si es demasiado pequeña, tu cabeza se hundirá”. Una almohada adecuada previene tensiones y contribuye a un sueño reparador. Para quienes duermen boca arriba, se recomienda una almohada delgada, a diferencia de los casos anteriores, donde la nuca debe estar en una posición menor. Esta simetría permite reducir ciertas dolencias, especialmente cuando se coloca una almohada bajo las rodillas para suavizar la zona lumbar. James Leinhardt aseguró que esto facilita el descanso y es recomendable en distintas condiciones de salud.
Dormir boca abajo es considerado problemático debido a la torsión necesaria del cuello. Sammy Margo recomendó evitar el uso de almohadas en esta postura. “Cuando duermes boca abajo, debes girar completamente hacia la izquierda o la derecha, y si tienes una almohada debajo de la cabeza, esto extenderá aún más la torsión”, explicó el experto. Por otro lado, aconsejó usar una almohada plana o prescindir de ella, colocando otra debajo del estómago o el pecho para mantener la alineación.
En cuanto a los materiales, existen varios tipos que afectan la durabilidad y la comodidad de la almohada. Entre los materiales comunes se encuentran: poliéster, plumón, pluma, espuma viscoelástica y algodón. También existen almohadas especializadas, como las antirronquidos y las de enfriamiento. Las almohadas antirronquidos ayudan a quienes duermen de lado, pero no detienen los ronquidos por sí solas. Algunas pueden conservar una temperatura baja durante la noche, pero requieren validación del fabricante para confirmar su eficacia.
Para elegir la almohada adecuada, es fundamental probarla antes de comprarla, prestando atención a cómo se mantiene después de varios minutos de uso. Muchas almohadas cuentan con periodos de prueba para evaluar el confort. Es importante dar tiempo a la adaptación y no descartarla inmediatamente. Además, la densidad de la almohada debe ser considerada; un peso de entre 4 y 6 kg es ideal, ya que debe hundirse y tensionarse para ajustarse a la anatomía individual, considerando la distancia entre la cabeza y el colchón.
Si se generan tortícolis o molestias, se recomienda realizar suaves estiramientos, como mirar hacia abajo y alternar la oreja mientras se está en esa posición. Aplicar compresas frías o calientes y duchas calientes ayuda a relajar los músculos. En casos persistentes, los analgésicos de venta libre pueden ser útiles. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) desaconseja el uso de un collar cervical, salvo indicación médica.


