El gobierno talibán busca interacciones positivas con la ONU, a pesar de las tensiones por la ley que restringe aún más los derechos de las mujeres en Afganistán.
El gobierno talibán ha adoptado un enfoque más conciliador en su relación con las Naciones Unidas, en un contexto de creciente tensión debido a la reciente legislación en Afganistán que restringe aún más los derechos de las mujeres y de la sociedad en general. Hamdullah Fitrat, portavoz adjunto del gobierno talibán, expresó que “creemos en la importancia y la eficacia de las interacciones (…), la única manera (…) de encontrar soluciones a los problemas”. Fitrat añadió que “el Emirato Islámico está a favor de interacciones positivas con países y organizaciones internacionales, de acuerdo con la sharia (ley) islámica”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se pronunció el viernes, afirmando que la organización “seguirá cooperando con todas las partes interesadas en Afganistán, incluido (el gobierno talibán)” y solicitó a Kabul que “abra más vías para la cooperación diplomática”. Esta declaración se produce en un momento en que el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio (PVPV) del gobierno talibán anunció que dejaría de apoyar y cooperar con la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (MANUA), considerándola una parte contraria.
La nueva ley, que busca “promover la virtud y prevenir el vicio”, impone restricciones severas a las mujeres, obligándolas a cubrirse la cara y el cuerpo al salir de sus hogares. Además, se les prohíbe que su voz sea escuchada en espacios públicos, lo que implica que no pueden cantar ni recitar poesía. Desde la reconquista del poder por los talibanes en agosto de 2021, han implementado la ley islámica de manera rigurosa, restringiendo significativamente las libertades de las mujeres, de manera similar a lo que ocurrió durante su primer gobierno entre 1996 y 2001.


