El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado la decisión de cerrar y suspender todas las actividades de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés), una entidad que fue establecida tras la crisis financiera de 2008 con el objetivo de supervisar a Wall Street y salvaguardar los derechos de los consumidores.
El nuevo director de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB), Russell Vought, comunicó a los empleados de la CFPB durante el fin de semana que la agencia cesaría “toda actividad de supervisión y examen”, lo que impacta directamente en su capacidad para controlar los abusos cometidos por los grandes bancos y proteger a los consumidores. Un empleado de la agencia informó a EFE que la sede de la CFPB, ubicada cerca de la Casa Blanca, permanecerá cerrada durante la semana del 10 al 14 de febrero, según un correo enviado a los trabajadores el domingo.
Contexto de la CFPB
La CFPB ha sido objeto de críticas y ataques políticos desde su creación en 2011, en respuesta a la crisis financiera de 2008 y el colapso del mercado hipotecario subprime. Este tipo de préstamos, caracterizados por ser de alto riesgo y con tasas de interés elevadas, resultaron en una ola de ejecuciones hipotecarias cuando muchos ciudadanos no pudieron cumplir con sus pagos. Desde su establecimiento, la CFPB ha logrado devolver a los consumidores cerca de 20.000 millones de dólares que las empresas habían obtenido a través de prácticas engañosas, tales como tasas abusivas en tarjetas de crédito y penalizaciones ocultas en préstamos y deudas.
Una de las acciones más recientes de la CFPB fue la demanda presentada a finales del año anterior contra tres de los principales bancos de Estados Unidos: JPMorgan Chase, Bank of America y Wells Fargo, por no haber protegido a los consumidores de un presunto fraude masivo en la plataforma de pagos Zelle.
Reacciones a la decisión de Trump
En una entrevista reciente en la radio pública NPR, el exdirector de la CFPB, Rohit Chopra, quien fue destituido por Trump el 1 de febrero a pesar de que su mandato expiraba en 2026, defendió la importancia de la CFPB. Chopra comparó la labor de la agencia con la de un “policía de patrulla” encargado de proteger a los consumidores de los abusos de Wall Street. En sus palabras, “hay poderosos intereses económicos que quieren impedir que las autoridades les exijan responsabilidades cuando engañan a los consumidores con sus tarjetas de crédito o cuentas bancarias. Cuando esos intereses económicos no tienen que adherirse a las reglas, ganan mucho dinero, pero los consumidores pagan un alto precio”.
Origen de la CFPB
La creación de la CFPB se remonta a una idea propuesta en 2007 por la entonces profesora de Harvard y actual senadora Elizabeth Warren. Warren advirtió que, si la agencia desaparece, “los directivos de Wall Street volverán a tener vía libre para engañar a los consumidores con sus ahorros”. La CFPB fue establecida por orden del Congreso como parte de la ley Dodd-Frank, aprobada en 2010, lo que implica que, en teoría, solo el Legislativo tiene la autoridad para eliminarla formalmente.
Sin embargo, el director de la agencia tiene un margen de maniobra considerable sobre las acciones que puede llevar a cabo, lo que permite a la Administración de Trump paralizar prácticamente su funcionamiento, dejando a sus empleados sin trabajo y deteniendo cualquier investigación mientras el asunto se resuelve en los tribunales.
De hecho, la página web de la CFPB dejó de estar operativa el domingo y no se prevé que la agencia acceda a más fondos para continuar operando. Según Vought, la CFPB no solicitará su próxima ronda de financiación a la Reserva Federal, argumentando que sus reservas actuales de 711,6 millones de dólares son “excesivas”.
Cuando el Congreso estableció la CFPB, determinó que su financiamiento provendría de la Reserva Federal para protegerla de presiones políticas.
Impacto de la decisión en otras agencias
La decisión de Trump de paralizar la CFPB se inscribe dentro de una ofensiva más amplia de su Administración para reducir el gasto público, liderada por el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), bajo la supervisión de Elon Musk. Como parte de este plan, también se ha desmantelado prácticamente la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con sus oficinas cerradas y sus empleados en una situación incierta.


