Desde el fin del estallido social, la pandemia y el aumento de las tasas de interés, las condiciones para acceder a un crédito hipotecario en Chile se han vuelto extremadamente exigentes, lo que parece dificultar el sueño de adquirir una vivienda propia. En un lapso de cinco años, las instituciones bancarias han incrementado la renta mínima requerida para obtener un crédito, lo que aleja cada vez más la posibilidad de acceder a una vivienda mediante cuotas razonables. Según la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) del INE 2024, el ingreso promedio de las personas ocupadas en Chile se sitúa en $897.000, mientras que el 50 % de los trabajadores percibe $611.000 o menos. Esta disparidad entre los ingresos y los requisitos establecidos por los bancos se amplía constantemente.
El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), en colaboración con el Ministerio de Hacienda, ha implementado un nuevo subsidio a la tasa de interés, que permite una reducción de entre 0,6 % y 1,16 % en la tasa de un crédito hipotecario destinado a viviendas nuevas de hasta 4.000 UF. Este subsidio también incluye una disminución del pie al 10 %. Aunque esta medida puede aliviar parcialmente la carga del dividendo mensual, los ingresos requeridos para acceder a estos créditos siguen siendo elevados. Por ejemplo, para adquirir una vivienda valorada en 3.000 UF, incluso con el subsidio, se requiere un ingreso cercano a $2.060.000.
La Ley N° 21.748, conocida como la Ley de Subsidio al Dividendo, que entrará en vigencia en enero de 2025 y tendrá una duración de 24 meses, establece una reducción de hasta 60 puntos base (0,6 %) en la tasa de interés para viviendas nuevas de hasta 4.000 UF. Esta legislación tiene como objetivo aliviar la carga crediticia y disminuir los requisitos de renta. Además, el programa está vinculado al Fondo de Garantías (Fogaes), lo que busca fortalecer la seguridad de los hogares que desean postular, incentivando así el financiamiento.
El aumento en el precio de las viviendas, que ha superado el 50 % en la última década, contrasta con un crecimiento real de los salarios de apenas 15 %, creando una brecha insalvable para muchas familias. Según los estándares de la ONU, el dividendo no debería exceder el 30 % de los ingresos familiares para mantener la capacidad de endeudamiento y la estabilidad económica. Sin embargo, con los dividendos actuales y los ingresos promedio reales, esta proporción se eleva considerablemente, convirtiendo la adquisición de una vivienda en una meta inalcanzable.


