Los riñones del cuerpo humano desempeñan un papel crucial en la filtración selectiva y precisa de la sangre. Sin embargo, cuando se produce una lesión renal aguda (LRA), también conocida como injuria aguda o AKI por sus siglas en inglés, los productos de desecho metabólico pueden acumularse en la sangre, lo que representa un riesgo significativo para la vida del paciente. Este trastorno puede desarrollarse en cuestión de horas, complicando la situación de personas sanas o, más frecuentemente, de aquellas que presentan factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, obesidad y trastornos cardiovasculares, especialmente en individuos hospitalizados.
Un grupo de investigadores de Canadá, Reino Unido, Australia, Austria y Tailandia ha publicado una revisión integral que recopila, analiza y sintetiza los conocimientos actuales sobre la lesión renal aguda, un tema que aún es poco conocido. Este estudio fue publicado en la revista The Lancet y detalla que la LRA afecta tanto a niños como a adultos, pudiendo presentarse tanto en hospitales como en la comunidad. Los autores del estudio enfatizan que esta condición no discrimina por edad ni por lugar, y puede dejar secuelas severas que lleven a la necesidad de terapia de reemplazo si no se recibe atención oportuna.
A nivel mundial, la incidencia de la LRA ronda el 22% en adultos, alcanzando hasta el 34% en aquellos que están hospitalizados. En América Latina, el impacto es del 31%, mientras que en África hay regiones donde uno de cada cuatro afectados desarrolla un cuadro de LRA. El médico Fernando Lombi, del Servicio de Nefrología del Hospital Británico de Buenos Aires y de la Sociedad Argentina, explica que “se trata de un síndrome silencioso, muchas veces detectado a tiempo. Sus manifestaciones iniciales pueden ser sutiles: disminución en la producción de orina, hinchazón en piernas y rostro, confusión y fatiga”. En la mayoría de los casos, la confirmación de la LRA se realiza mediante estudios de laboratorio.
El tiempo es un factor decisivo en el tratamiento de la LRA, ya que una alteración prolongada de 48 horas puede causar un daño que se vuelve irreversible, y la recuperación puede ser solo parcial. La falta de diagnóstico y tratamiento oportunos incrementa el riesgo de progresar hacia una enfermedad crónica, lo que puede requerir diálisis permanente. Los expertos han señalado que “los síntomas pueden pasar desapercibidos, por lo que la vigilancia de los pacientes es esencial”. Cualquier cantidad de orina o edema debe ser una señal para buscar atención médica urgente.
Las causas de la LRA son múltiples y heterogéneas. Se estima que las infecciones graves, como la sepsis, están implicadas en hasta el 70% de los casos. En estas situaciones, la función renal puede deteriorarse súbitamente sin advertencias previas. Las cirugías complejas, tanto cardíacas como abdominales, representan un factor desencadenante relevante, con una incidencia de LRA que alcanza alrededor del 15% en pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos cardíacos, y que puede llegar al 40% durante la primera semana posoperatoria.
Otra causa frecuente de LRA es la exposición a determinados fármacos, entre los que se incluyen algunos antibióticos, antiinflamatorios y quimioterápicos, que pueden producir daño tubular de manera directa. En el ámbito hospitalario, la LRA está relacionada con el uso de medicamentos, y en ocasiones, el deterioro funcional del filtrado puede evidenciar lesiones estructurales visibles en el tejido. En regiones de desarrollo medio y bajo, la deshidratación secundaria a diarrea, vómitos y enfermedades tropicales como el dengue constituye un motivo habitual de LRA adquirida en la comunidad. Otras causas en áreas rurales y selváticas incluyen mordeduras de animales y venenos naturales.
El doctor Lombi también menciona que “debería considerarse como un tratamiento clínico complejo, en el contexto de condiciones subyacentes como las cardiovasculares, hepáticas, complicaciones obstétricas y patologías del sistema inmunológico”. Además, resalta que “es una patología reconocida que hoy en día cobra cada vez más importancia debido a su impacto en la mortalidad, morbilidad y costos”.


